miércoles, 6 de octubre de 2010

Del Bien y del Mal

Roqué, Gustavo Fernando
06 de Octubre del 2010
Prov. de Buenos Aires
Hubo un tiempo, en un mundo muy remoto y lejano, pero a la vez tan cercano como el amor y el odio, en donde el bien y el mal caminaban de la mano por valles, cielo y mar. Eran amigos, compañeros y hermanos, unidos por un crudo final, el mismo para ambos.

   En fechas festivas, en donde el hombre se dejaba llevar por sensaciones, sentimientos y deseos, el bien y el mal contemplaban el pasar de la felicidad y la tristeza, correteando por hogares ajenos, haciendo de sus travesuras un juego diario. El bien y el mal inseparables deciden descansar para luego, al otro día seguir con su trabajo. Se acostaron en las mentes de los seres vivos. El bien duerme tranquilo porque sabe que la seguridad lo acompañará en su día, la alegría lo despertará y la fuerza lo ayudará a emanar la virtud del hombre. El mal, sufría de insomnio, por que el miedo, la enfermedad y la oscuridad lo asechaban. Entonces, sin poder dormir el mal ve entre las sombras al orgullo. Este lo invita a jugar pero el mal no quería dejar a su amigo, el bien, durmiendo solo. El orgullo se va con el enojo a otra parte y fue en ese momento que el mal escucho hablar a la oscuridad.
-¿Que es lo que te ocurre?, ¿La debilidad y el miedo no se despegan de ti?- Pregunta la oscuridad.-Me iré con el orgullo y el enojo, para que veas que no estoy con débiles ni mucho menos con miedosos- Termina agregando la oscuridad.
El Mal se levanta y se va al encuentro de los demás.
   Caminó mucho, por bosques y praderas pero no los encontró. Perdió la noción del tiempo y se recostó en un árbol a descansar.  Cuando el radiante Sol del alba iluminó con esplendor al bien, este despertó contento y con ansias de trabajar. Al darse cuenta de que el Mal no se encontraba a su lado, la desesperación no lo inquieto, llamó a la calma y a la atención para que lo ayuden en la búsqueda de su fiel amigo.
  Buscaron, buscaron, hasta quedar agotados, pero no descansaron hasta encontrarlo.
  El Mal al despertar perdido, lloró de culpa, por dejar a su gran amigo el Bien. Sintió ganas de correr y eso hizo, corrió tanto que ya no sintió su corazón. Llegó hasta las más altas montañas para que el sufrimiento y la soledad lo condenaran.
   El Bien escuchó los gritos de dolor del Mal. Al llegar a los picos de las montañas vio a su amigo llorar y le preguntó porque estaba allí y con el dolor. El Mal le respondió.
-No dejes que te domine la inseguridad, la vergüenza habló de ti y me asusté mucho. Corrí hasta perderme, ahora no tengo perdón, no merezco que me llames amigo, soy como la decepción. Déjame aquí, me lo merezco- ¡No!, ven conmigo, vallamos juntos como siempre, yo no tengo que perdonarte, eres así y así te acepté, amigo mío, le dice el Bien al Mal. ¡Basta!, me sacrificaré para demostrarle al mundo de mi error, el Mal gritó con furia. No lo dudó, saltó al vacío y murió de pena. El Bien sintió el dolor y juró no regresar en cada ser de la tierra hasta que el Mal y el caminen nuevamente juntos, algún día de la mano como antaño lo hacían.
  Desde ese momento el hombre ya no sintió nada, solo quedó en él, el instinto que actuaba en su mente. Así, el Mal no volvió y el Bien se escondió hasta su regreso.

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